La educación cooperativa con mirada de Mujer


        Licda. Xiomara Núñez de Céspedes. 
Pta. Comite para el Desarrollo de la Mujer de COOPROENF
 La educación cooperativa es uno de los pilares en que descansa el modelo de  empresa de la economía social. En la educación radican las herramientas necesarias para la transformación, en una mejor calidad de vida, de cada  persona que integra una colectividad o sociedad.
Lo femenino
Las mujeres tienen necesidades específicas que deben ser tomadas en cuenta a la hora de elaborar el programa anual de educación en nuestras empresas cooperativas a fin de educar a un grupo cada vez más grandes y demandante de capacitaciones más específicas.
La realidad dominicana revela que cada vez mas hogares son liderados y provisto por mujeres, esto nos lleva elaborar programas tendente a proveer a esas integrantes de las herramientas necesarias que mejoren su calidad de vida  y la de sus familias.
Las empresas de la economía social en tanto son como agentes de cambio, no pueden perder la oportunidad de fomentar en esta población conductas más sanas y efectivas en él: manejo de presupuesto familiar, emprendimiento, tomas de decisiones asertivas  liderazgo, etc. desde la perspectiva de la mujer, con el objetivo de dar crecimiento integral a dicha población.
Existen programas específicos tendentes a desarrollar las competencias laborales, empresariales y personales de la mujer, con ello no solo se beneficia a esta, sino también a las familias lideradas por ellas.
Tal vez la educación que recibimos en las cooperativas hace énfasis en los valores y principios cooperativos, y está bien,  pero se hace notablemente necesaria, en una sociedad cada vez más demandante, la capacitación  específica sobre el desarrollo de los seres humanos la formación  integral con perspectiva de género.
No es privilegio
No se trata de privilegiar alegremente un sector de la población cooperativa, sino más bien de hacer una justa y equilibrada distribución de recursos especializados que deben ser dirigidos al crecimiento integral de la mujer, no solo de las socias, también de aquellas mujeres de las comunidades.
La inversión de las cooperativas en ese sentido sería insignificante si la comparamos con los beneficios que aportaría a la sociedad, el balance social de la misma adquiriría dimensiones increíbles que se reflejarían en un cambio positivo en cuanto a estadísticas de discriminación y violencia intrafamiliar en dichas comunidades. 
Los emprendimientos necesitan aportes de capital sin lugar a duda, pero el principal aporte viene de la motivación a superarse que se incentiva en las mujeres, es necesario elaborar un plan adecuado a cada sector, estudiando sus características, necesidades y talentos, dejando  espacio a la creatividad y la innovación, sin olvidar que el objetivo principal es lograr que cada hogar implicado aumente su capacidad de generar ingresos y de aumentar su poder de adquisición para aprovechar las oportunidades de mejoría laboral y personal.

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