Receta para un Excelente Año Nuevo:


Tome doce meses que estén bien maduros. Vea que estén limpios de amargos recuerdos, de odio y rencores.
Límpielos cuidadosamente de pegajosa malevolencia y quíteles cualquier mancha de mezquindad y pequeñez. Vea que en estos meses no quede nada del pasado y téngalos tan frescos y limpios como cuando salieron del GRAN ALMACEN DEL TIEMPO. Corte esos meses en treinta partes iguales. Esa cantidad rinde trescientas sesenta y cinco porciones.
No trate de cocinarlo todo a la vez, prepárelo día a día de la siguiente manera: Ponga en cada uno de ellos: 12 Partes de Fe
11 partes de Paciencia
10 partes de Entusiasmo
9 partes de Trabajo (no omita este ingrediente o echará a Perder el gusto de su receta)
8 partes de Esperanza
7 partes de Fidelidad
6 partes de Libertad
5 partes de Amabilidad
4 partes de Descanso
3 partes de Oración
2 partes de Meditación
1 parte de Resolución Bien Seleccionada Agregue: una cucharada de Espiritualidad, un poco de esparcimiento, un poquito de Simpleza y una taza bien limpia de Buen Humor , añada a todo esto Amor al gusto, mezcle con una buena dosis de energía. Aderécelo con Sonrisas y un poquito de júbilo…. después sírvalo con una salsa de Serenidad, Altruismo y Alegría. ¡Abrazos y felicidades! Esta receta es de excelentes resultados en cualquier parte de la “Tierra”. Salmo 86:12,13.
Te daré gracias, Señor mi Dios, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre. Porque grande es tu misericordia para conmigo… www.renuevodeplenitud.com/reflexiones

Carta Abierta para mi Dios:

Querido Padre:
Hoy durante el servicio dominical el Pastor pidió que te escribiéramos una carta de fin de año, con el propósito de agradecerte por estos 365 días que nos regalaste, aclaro también que la carta no era para quejarse, solo debía ser para darte gracias, yo obediente al fin aquí te escribo para agradecerte por las lágrimas que derrame, ellas me hicieron ver más claro a mis verdaderos amigos, gracias por la soledad que sentí en los últimos meses, ella me hizo acercarme más a ti para buscar tu compañía, gracias por el dolor de las calumnias y las mentiras recibidas, el me hizo apreciar la verdad, gracias por mis imperfecciones, ellas me recuerdan que solo tú eres perfecto y más que nada gracias por tu perdón ello me recuerdan que debo perdonar cada uno de los próximo 365 días que me regalaras de nuevo.
Con amor Xiomara

El Árbol de Navidad

Desde hace varios años, en Navidad se «planta» un abeto de cerca de veinte metros de altura en la esquina de la plaza Kléber en Estrasburgo (Francia). Ese árbol causa la admiración de numerosos transeúntes.

Sin embargo, por más hermoso que sea, presenta una diferencia fundamental con todos sus semejantes que pueblan los bosques de los alrededores. En efecto, este abeto no tiene raíces. Sencillamente fue cortado y «plantado» en medio de los adoquines. Durante unos días, dará la impresión de estar vivo.

Muchas personas se parecen a este árbol: Tienen una apariencia de vida religiosa. Con una sólida cultura cristiana frecuentan oficios y participan de obras caritativas, pero sin tener una verdadera relación con Dios.

Después de las fiestas se quitará el árbol y el hueco será nuevamente tapado. Pero, ¿qué se hará con el majestuoso árbol de Navidad? ¡Se convertirá en leña para calefacción o en algunas tablas! Los demás abetos, en cambio, seguirán creciendo y viviendo.

Si nuestra fe se resume en pertenecer a una religión, somos como ese árbol. Nuestra vida cristiana sólo es apariencia. Quizá fuimos bautizados o casados en una iglesia. Dicho de otro modo, somos cristianos de circunstancia. Pero si conocemos a Cristo como nuestro Salvador personal, nuestra vida espiritual está enraizada en él. ¿Tenemos esta relación viva con Dios?

María… dio a luz a su hijo primogénito,
y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón.
Lucas 2:7.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20.
Ministerio Amen-Amen, Inc

Navidad Tiempo de Amor


Es tiempo de Navidad, tiempo de Esperanzas, de Amor y de Paz, es los que debemos pensar en esta época, sin importar la cantidad de males que nos rodean, las motivaciones ocultas de la ocasión o la utilización comercial que se le da a la fecha. Debemos fijar nuestra mirada el motivo de la Navidad: Jesús vino a nosotros para salvarnos de la condenación eterna, vino a morir en nuestro lugar para darnos vida y salvación eso es la Navidad.
Por ello es importante la fecha, porque nos recuerda el sacrificio de Dios al enviar a su hijo unigénito a vivir entre nosotros, a ser maltratado y humillado hasta la cruz para redimir nuestros pecados, por ello es linda la Navidad porque nos une en amor y adoración por El que nos dio más de lo que nosotros merecíamos, sea esta la fecha de su nacimiento o no, aproveche la ocasión para honrar al que no escatimo ni aun a su propio hijo por rescatarte del pecado y de la muerte, Felicidades disfruta tu Salvación.
Con Amor tu hermana Xiomara

La verdad de la Amargura


Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.
1 Juan 1:6
Una de las maneras de andar en las tinieblas es atesorar amargura en nuestros corazones hacia los demás. La amargura crea confusión en nuestra mente y opresión en nuestro corazón. Tal vez digas: «Yo no pertenezco al club de los amargados, porque estoy en comunión con Dios». Pues permíteme decirte que muchos de nosotros no estamos en comunión con Dios, sino que sencillamente presumimos de estarlo. Es un hecho que no podemos tener plena y verdadera comunión con Dios si en nuestro ser guardamos cualquier tipo de amargura.
La amargura no puede ser parte de la vida de los hijos de Dios. Pero, ¿cómo saber si estamos amargados? Sencillo: si aún nos cuesta perdonar o aún hay alguien a quien creemos que no es posible perdonar, entonces todavía hay amargura en nuestra vida. Cuando decidimos no perdonar, podemos pasar horas leyendo la Palabra de Dios, podemos cantar himnos durante el día, podemos pasar interminables horas en oración, pero la verdad es que no estamos teniendo una comunión genuina con nuestro Salvador. Si aún estamos dubitativos de si perdonamos a nuestro ofensor o no, entonces seguimos andando en la oscuridad. Si no podemos perdonar a esa persona que habló mal de nosotros y nos perjudicó, entonces hemos perdido nuestra comunión con el Padre. En el caso de los ministros, podemos seguir predicando y la gente podrá decirnos: «¡Qué sermón más maravilloso! ¡Usted sin duda debe de caminar con Dios!», pero lo cierto es que, si no perdonamos, tales predicaciones serán en vano. La Biblia cataloga de mentirosos a quienes obren así.
Jesús enseñó en el Padrenuestro que debemos perdonar a nuestros ofensores. A veces pensamos que perdonar a cierta persona es imposible, especialmente si se trata de alguien de quien nunca pensamos que nos iba a fallar y nos decepcionó enormemente.
Cuando recordemos a las personas que nos devolvieron el mal por el bien que les hicimos y nos preguntamos: «¿Aun hay que perdonar a personas tan ingratas?», demos la respuesta bíblica a ese interrogante: ¡Sí! Al hacer esto hay una gran promesa de Dios: cuanto mayor sea la ofensa que tengas que perdonar, más grande será la medida del Espíritu Santo cuando perdones.
Echa mano de la ocasión de perdonar hoy la mayor ofensa, la injusticia más grande, y recuerda que, al hacer esto, el Espíritu Santo te ungirá con una mayor unción.
Que Dios te bendiga,
Posted By cielo

Ambiciones Personales en el Ministerio.


“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. – Filipenses 3:8.
Debemos tener sanas aspiraciones pero no ambiciones personalistas. A continuación comparto manifestaciones de ambiciones personales en el ministerio:
1. La Filoprimatosis. Mr. 10:35-44. – 3 Jn. 1:9-10. Desesperación por figurar, adicto a la peliculina, y esclavo del protagonismo.
2. La Exitomanía. No se preocupe por ser un pastor de éxito, preocúpese por ser un siervo de valor. El éxito es consecuencia de hacer las cosas con honestidad.
3. La Numerofobia. Pareciera que la sociedad mercantilista en la que vivimos tiene influencia en nuestra manera de pensar. Todo lo medimos de manera cuantitativa, nos inquieta ser “un montón”, olvidando que las medidas que nosotros usamos, no son las medidas que Dios usa. Dios no se deja impresionar por las cantidades, debemos buscar un equilibrio entre crecimiento numérico y desarrollo en la calidad de la membresía.
4.El Antropocentrismo. Cuando queremos ser el centro de la atención, y que todo gire a nuestro alrededor, estamos desplazando a Dios y cometemos el error de ocupar el espacio que solo a El le corresponde.
5. Espíritu de Competencia. Debemos ser ministros competentes pero no competitivos. 2 Co. 3:6. Ser competente significa estar capacitado, nada justifica estar compitiendo en el ministerio para demostrar que somos mejores que los demás.
6. La Megalomanía. Es cierto que Dios es grande y nuestros planes deben ser grandes, pero nada justifica el delirio de grandeza que solo expresa desesperación por provocar admiración.
7. El Egocentrismo. En sus manifestaciones de egotico y ególatra. Esta actitud carnal se hace visible cuando nos agrada hablar en primera persona. Como si fuera poco, descalificamos a los demás y nos idolatramos rindiendo culto a nuestro ego. El equilibrio en nuestra vida cristiana es fundamental, no debemos ser conformistas, ni victimas de la desesperación por las ambiciones personales. El apóstol Pablo es un ejemplo digno de imitar: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”. – Filipenses 4:12. Caminemos tomados de la mano del Señor.
Su siervo en Cristo, Ps David Cauracuri Palomino, Director de la Asoc. Cristiana Bíblica del Perú