Licda.
Xiomara Núñez de Céspedes.
Cuando pensamos en la problemática de salud en República Dominicana muy
poco se atreven a pensar en la incidencia que tiene la violencia domestica en
las terribles estadística de salud de la mujeres en edad productiva.
La violencia
ejercida contra la mujer es un fenómeno universal que persiste en todos los
países del mundo. Las víctimas de dicha violencia conocen con frecuencia bien a
sus autores. La violencia doméstica, en particular, continúa siendo
terriblemente común y es aceptada como “normal” en demasiadas sociedades del
mundo. Desde que se celebró la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, en
Viena en el año 2003, y la Declaración sobre la eliminación de la violencia
contra la mujer ese mismo año, la sociedad civil y los gobiernos han reconocido
que la violencia ejercida contra la mujer constituye una preocupación de las
políticas públicas y de los derechos humanos. Cita de la OMS.
Los servicios de salud son los lugares idóneos
para proporcional atención, información y prevención de la violencia
intrafamiliar a las mujeres en situaciones de alto riesgo.
Sin revictimizar, las mujeres y las niñas deben
ser atendidas dándole el apoyo logístico necesario, derivándola a los servicios
especializados de acuerdo al grado de peligro que confronte en el momento, los
centros de salud deben actuar en consecuencia, evitando así males mayores. La re-victimización hace referencia directamente a un sujeto puesto en una
condición no libre ni voluntaria sino dada por el ejercicio de otro poder, que
ejerce fuerza o presión. Se trata de un alguien que ha sido víctima y se vuelve
a agredir. Esto sucede cuando llega una víctima de violencia y es confrontada
en público haciéndole repetir los hechos o responsabilizándola por lo sucedido,
en algunos casos se le hace acompañar por su agresor viviéndose muchas veces
situaciones desagradables en las Emergencias como es el caso de una nueva
agresión a ella o al personal que brinda la asistencia.
Miles de jóvenes entre 13 y 17 años, muchas de
ellas víctimas de violaciones, dan a luz anualmente en la República Dominicana,
que ocupa actualmente el quinto puesto en América Latina con el mayor número de
embarazos precoces, uno de los mayores problemas de salud de las adolescentes
actualmente, según cifras del Ministerio de la Mujer, de cada 1.000 mujeres
madres, 98 son adolescentes en su mayoría han sido víctima de abuso sexual o
presiones sicológicas por adultos cercanos con cierto grado de poder sobre
ellas.
La percepción de que el hogar es un lugar seguro para la mujer debe ser
revalorada, mostrando que las mujeres corren mayores riesgos de experimentar más
violencia en sus hogares que en cualquier otro lugar. Es particularmente difícil responder con eficacia
a la violencia doméstica porque muchas mujeres aceptan esta como “normal”. Sin
embargo, el derecho internacional sobre derechos humanos es claro en este
sentido: los Estados tienen la obligación de adoptar las medidas oportunas para
prevenir, procesar y castigar la violencia ejercida contra la mujer.
Al considerar la violencia
contra la mujer desde una perspectiva de salud pública, pueden observarse las
numerosas dimensiones del fenómeno a fin de establecer respuestas multi-sectoriales.
Los sistemas sanitarios suelen ser el primer punto de contacto con las mujeres
que son víctimas de la violencia. Los trabajadores de la salud tienen un enorme
reto por delante, no se trata de estadísticas se trata de la vida de la mitad
de la población.
La violencia sigue siendo un daño que tiene
efectos duraderos y dañinos tanto para el que la recibe como para el que la
observa y tolera.
Dios les bendiga.
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