Certezas económicas


Es difícil en estos tiempos no echar manos de cifras, porcentajes o algún tipo de certeza matemática, científica o económica que nos ayude en la dificultosa tarea de obtener “brújulas” para el futuro o, al menos, un fiable indicador que nos haga pensar que esta crisis debe pasar, en algún momento, casi como pasan los malos sueños.

Una de esas certezas, que solemos usar mucho porque resulta casi infalible, es que las cooperativas de mujeres aguantamos mucho mejor la crisis que el resto de empresas. Esto es cierto; hemos destruido menos empleo (fundamentalmente femenino), hemos creado más empresas cooperativas y además hemos conseguido crear empleos nuevos. Otra certeza es la perdurabilidad y el aguante de las cooperativas de trabajo dentro de los entornos rurales, que es mucho mayor que las que se asientan en núcleos puramente urbanos. Ello se debe a factores varios; mayor fidelización, costes más adecuados, circuitos cercanos de venta…

Son realidades, certezas conocidas y casi míticas en estos tiempos, pero que tenemos que apreciar y valorar porque a ellas no hemos llegado por azar, sino por una política basada en convicciones ideológicas. Más aún cuando nos comparamos con otras comunidades autónomas, la mayoría a años luz de los indicadores económicos que la economía Social tiene en Andalucía. Pero ¿cuáles son las diferencias a nuestro favor?

A estas alturas no deberían existir dudas entre la relación directa que existe entre la fijación de población al territorio y la existencia de puestos de trabajos en nuestros pueblos y ciudades. Frente a esto, precisamente ahora muchas voces autorizadas están reiterando que esta crisis sólo es posible porque un gran volumen de capital se ha concentrado en pocas personas y éstas no desarrollan inversión productiva que redistribuya la riqueza, sino puros movimientos especulativos. Tampoco deberían existir dudas entre la relación directa que existe entre la educación de calidad, la capacitación y la población de mujeres jóvenes afincadas en el territorio con el desarrollo de esos proyectos cooperativos o empresariales en marcha que crean riqueza. Y el tercer gran axioma de esta certeza en la creación de empleo femenino es, fundamentalmente, es la relación directa que existe en contar en las poblaciones rurales con recursos suficientes en materia de Bienestar Social, Igualdad y Dependencia.

Desgraciadamente, los datos económicos y laborales del último trimestre y la perspectiva que tenemos en Amecoop, apuntan a que estas certezas dejarán de serlo para convertirse en una mera opinión, no sustentada en los factores ideológicos o culturales que las han propiciado.

El corto plazo del futuro muestra ya que las empresas cooperativas de mujeres, pertenecientes al sector servicios como la gran mayoría de empresas andaluzas, no podremos hacer más esfuerzos de flexibilidad (bajadas de salarios o periodos de carencia del mismo, reducción del gasto…) o de tesorería prestada en el entorno familiar. Si los bancos no adelantan liquidez a las PYMES, si los proveedores no pagan (privados o públicos), si nuestros consumidores y personas usuarias dejan de serlo por falta también de liquidez, ¿Qué tiempo le queda de resistencia a la Economía Social? Pues, según esta inmediatez tan determinista a la que parece que los mercados nos conducen, la respuesta sería fácil… nos queda poco.

Este sería el desenlace normal y casi predecible, salvo por un pero quisquilloso. Y es que la economía social, y sobretodo en las cooperativas el valor de lo humano, el talento de las personas y el esfuerzo colectivo están por encima del valor del capital económico. Dicho de otra forma, compartimos toda la imprevisibilidad y las ganas de batallar con los argumentos en contra que, por defecto, tiene esta tierra al sur del Estado, de momento pluriautonómico, que se llama Andalucía.

No nos vamos a rendir, simplemente. Porque sabemos que nosotras no hemos fallado, nosotras no hemos hecho trampas porque ni siguiera estábamos en el juego de la macroeconomía; somos la generación de mujeres más formadas y capacitadas de la historia y somos más empresarias que nunca. Sabemos aplicar los modelos de transferencias en el conocimiento entre lo rural y lo urbano, sabemos innovar en los procesos, las TICs las controlamos…Y, para colmo, seguimos teniendo la llave de fabricar personitas, o, lo que es lo mismo, la demografía y por tanto el consumo, deberían consultarnos a nosotras antes de seguir ideando pueblos insostenibles.

Para terminar; tenemos otra última certeza, sabemos el poder que conseguimos cuando nos unimos, sencillamente nos “mola” trabajar en equipo, en organizaciones, en asociaciones empresariales, lo aprendimos de nuestras abuelas, nuestras madres que nos tejieron las redes de lo informal para que ahora podamos pactar cosas “formales”. Y queremos pactar cosas importantes con nuestros compañeros; necesitamos pactar otro mundo mejor reivindicando un modelo económico distinto y basado en la redistribución de la riqueza dentro del territorio más cercano, más rural, como la mejor fórmula de administración de lo Global.

Lola Sanjuán Jurado. Presidenta de AMECOOP-Andalucía

COOPROENF Celebra Ier Encuentro de Mujeres Cooperativista “Dignidad Y Valor”


La Cooperativa de Profesionales de Enfermería conmemoró el Día Internacional de la Mujer 2013, con la celebración del 1er Encuentro de Mujeres Cooperativistas “Dignidad y Valor”.  El evento se realizó el viernes 8 de marzo, en el Gran Salón, del Hotel Magna (antiguo Meliá).

La mesa principal estuvo encabezada por la Lic. Altagracia Ferreras De Santana, presidenta del Consejo de Administración de COOPROENF; junto con las licenciadas Alba Xiomara Gómez, vicepresidenta; Daysi Javier, tesorera; Eufracia Gómez, presidenta del Consejo de Vigilancia; y Xiomara Núñez de Céspedes, presidenta del Comité de Crédito y del Comité para el Desarrollo de la Mujer. Las acompañaron Germania Luperón, presidenta del Consejo de Administración de ENECOOP; y Pilar Martínez, subcoordinadora del Comité Nacional de Mujeres Cooperativistas de CONACOOP.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la Lic. Alba Xiomara Gómez De Valdez y las palabras de motivación por la Lic. Altagracia Ferreras De Santana. La Lic. Eufracia Gómez estuvo a cargo de la moderación del evento.

El discurso central estuvo a cargo de la Lic. Xiomara Núñez De Céspedes. La cual enfatizó: “Aunque el 8 de marzo es el día que visualiza las luchas de las mujeres por una sociedad más justa e igualitaria, los progresos no van a la velocidad que las mujeres quisieran. Persisten la desigualdad, el irrespeto a la vida y dignidad de la mujer y más aún la discriminación por género en el campo laboral. Es nuestro deseo que el sector cooperativo trabaje en la formación en liderazgo, empoderamiento y toma efectiva de decisiones, que beneficien directamente a la mujer. Unidas somos más que vencedoras…”
Los temas impartidos en este primer encuentro fueron:
-          Género y cooperativismo en República Dominicana, por Modesta Adames. La misma hizo un recuento del papel de la mujer a lo largo de la historia del cooperativismo y los cargos a los cuales han tenido acceso.
-          Empoderamiento y Poder de la Mujer, por Xiomara Núñez.  La conferencista expresó la importancia del empoderamiento y toma efectiva de decisiones que beneficien a la mujer.
-          Taller sobre equidad de Género, por Xiomara Núñez. Con la participación de todas las asistentes, este taller generó una serie de resoluciones sobre el rol de la mujer en los diferentes ambientes donde se desenvuelven para ser publicados próximamente.
-          La esencia de la dignidad y el valor de la mujer, por la pastora Daysi Sepúlveda De La Cruz.  La pastora explicó el significado que tiene para el Creador la mujer haciendo similitud de ella con las perlas preciosas.


El encuentro contó con la participación de más de 200 socias de COOPROENF y de las delegaciones de cooperativas hermanas de todo el territorio nacional.


Empoderamiento y Poder


Para las mujeres el Empoderamiento es de fundamental importancia, para nosotras empoderarnos significa tomar el control de nuestra vida en todos los órdenes, físico, social y espiritual.
Gramsci, Foucault y Freire definen el poder como el acceso, uso y control de recursos tanto físicos como ideológicos en una relación social. Lo que significa que sin los espacios para ejercer el poder es imposible empoderarnos, es necesario abrir estos espacios de participación para hacer evidente la intervención de la mujer en equidad de acceso. Sabemos que en la actualidad muchas empresas prefieren la designación de mujeres en puestos de gerencias para mejor desarrollo de sus instituciones, sin embargo, no siempre esta designación va acompañada del poder que corresponde a la hora de tomar decisiones.
Nelly Stromquist define el empoderamiento como un concepto con componentes cognitivos, psicológicos, políticos y económicos: a. Cognitivos: Comprensión que tiene la mujer sobre sus condiciones de subordinación, así como las causas a nivel micro y macro. b. Psicológicos: desarrollo de sentimientos que las mujeres pueden poner en práctica a nivel personal y social para mejorar su condición. c. Políticos: habilidad para organizar y movilizar cambios sociales. d. Económicos: El acceso al trabajo incrementa la independencia económica de las mujeres lo que genera independencia general.
Empoderarse entonces significa apropiarse en la totalidad del espacio que nos corresponde asumiendo con conciencia y responsabilidad los diferentes roles que nos toca vivir, es ser y hacer conforme a lo encomendado y los propósitos que tenemos como personas, no se trata de quitar espacios sino de asumir los mismos con el poder correspondiente, espacios sin poder ya hemos tenido a lo largo de las últimas décadas, agrada ser tomadas en cuentas para las posiciones gerenciales, sin embargo si las posiciones no van acompañadas con el pleno ejercicio de poder y libertad en la toma de decisiones no tiene razón de ser.
Una mujer debe derribar las barreras internas para empoderarse, no es tan sencillo si tomamos en cuenta los roles vividos al correr de los años, necesita romper paradigmas muy arraigados en su interior, debe cuidar de igual forma no perder su esencia como mujer y mucho menos su feminidad ya que sacrificar estas,  seria perder de antemano los rasgos que nos caracterizan haciéndonos autenticas sin estereotipos, que nos hacen soñar y trabajar en pos de nuestros objetivos que son el don que Dios nos regaló para darle diversidad a este mundo.
Licda. Xiomara Núñez de Céspedes.